¡A LA CASA DEL SEÑOR IREMOS!



A la casa del señor iremos 
como perros abombados sin espina
arrastrados por arroyos traicioneros.

Iremos más bien en poco tiempo
a sus columnas de humo de basura
a sus gusanos de tiznes espontáneos
a sus víboras de caucho que se avistan
en las canteras de pobres.

A la casa del señor seguimos yendo
los amores llovidos por las fábricas
los “veremos turbiamente”
los soñamos
avispas de los vahos.

A la casa sí. En este siglo. Como en otros.
A la casa de los puntos suspensivos
a la casa de tremenda repetida
salvación de charamusca.

Fila de borrón de electrodos morados bajo el pelo.
A la casa del señor iremos
sus pasturas babosas de corderos
sus poemas vacunos.

Iremos:
piel de caña
canastones.

Los humildes los cuartos los mendigos
los exactos los pueblos los dormidos
los hombres las orugas de las grúas
los portuarios los mástiles la tosca
los nos fuimos a otro río cuenta gotas.

Los tiernos suplentes como antenas
de alejada ciudad coqueterías
a la casa-cañería con tacones.

Los cartílagos queridos de parientes
los maridos atorados por la flema
las danzas de avispas en la plaza
alrededor de la canilla rota.

Pulposa alma contráctil vagón pornografía
propinas para sátiros ancianos de almacenes.

A la casa del señor iremos.



Del libro Combustión.
Pintura: Gerardo Ibarroa.

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